Día Mundial del Teatro – reflexiones desde la pausa

Llevo más de una década haciendo teatro, principalmente como actriz fársica, pero también casi un lustro como creadora independiente, explorado un lado más surrealista, basada un poco en el teatro físico, la comedia y desde el performer en su presencia activa… todo ello ha sido gracias a mis maestros y mentores de la escena desde sus diferentes personalidades, estilos, escuelas y acercamiento a nuestro querido arte dramático.

Hace mucho tiempo…

El primer maestro es mi padre, un personaje entero, artista, sensible y explosivo, así que tomando esto como referencia, quizás llevo explorando mi lado dramático desde que lo escuchaba desde el vientre de mi madre… más adelante impactada por “La Cenicienta” versión libre de Cachirulo, a los 5 años me transformaba en la doncella que lloraba por tener que limpiar…

Pasaría el tiempo y tendría maestras cancunenses, consagrados personajes del teatro y queridas por sus alumnos. Aprendí mucho de esa etapa de juego, tablas, equipo, exploración y pasión. Estoy inmensamente agradecida por ese taller de teatro en la preparatoria, que nos llevó a muchos escenarios a nivel nacional y que desenvocaría en una compañía local que mantiene una cartera constante.

Nunca debemos cerrarnos a recibir

En el andar, he conocido increíbles caracteres de la escena nacional, que viajan y enseñan, que muestran su trabajo sobre la máscara, el clown, la actuación, el montaje completo, la creación de documentos para obtener becas, la vivencia y memoria para crear, la rebeldía de forma estética… a ellos les debo más que lo que su “master class” ofrecía, pues siempre conocí personas hermosas en cada encuentro.

A los autores, productores, gestores y artivistas, a esos igual les debemos mucho, desde sus ideas hasta sus incansables esfuerzos por impulsar hacia adelante lo independiente, lo impensable, lo que soñaron y con poca o mucha audiencia lograron sacar a flote. De ellos he recibido invitaciones, críticas y consejos; también son grandes mentores.

La banda de fuera

Salir de México te da la oportunidad de ver otros trabajos y búsquedas, también en mi andar y profesionalización he hecho amistades, valorado nuestro trabajo como creadores y he disfrutado los montajes desde otras ópticas con presupuestos diferentes (pequeños o grandes también) y la búsqueda de espacios independientes como solución a las pequeñas producciones.

El amor que no se acaba

Desde mi corazón que se sabe teatral, sé que estos momentos de pausa en el escenario no me hacen menos artista. Hoy trato de seguirme preparando con otros lenguajes que no conocía, descubro que tienen puntos en común con lo que otros maestros me han enseñado en su momento. Recuerdo que el teatro es amplio, hermoso, que lo amamos como creadores o espectadores. Leo y sigo tratando de seguir pegada a él, pues me ha dado tanto y sé que no dejará de ser parte de mi vida fácilmente.

Los compañeros

La banda sigue haciendo cosas, ese amor los mantiene activos aunque a veces igual el fuego los hace ciegos ante el trabajo de otros. No importa. Cuando se tiene que crear algo desde la unión, se logran algunas cosas. La actividad no para y desde donde están me siguen enseñando algo, desde el recordatorio de la constancia, la disciplina, o que los miedos los podemos dejar para luego (contenerlos y que eso nos ayude con el personaje, ¿quizás?)… a todos les agradezco su entrega al teatro, su pasión desbordada por el personaje que representan a diario (ese que los mete en apuros a ratos), su creación desde donde sea que estén.

El público

Este es el más hermoso de los regalos para los que hacemos teatro; solo que no sabemos tratarlo bien. A veces se nos olvida lo que quiere, se nos olvida invitarlo, avisarle dónde estamos, qué hacemos y cómo conocernos. Dejamos que otros medios se lo lleven, porque nos falla la profesionalización de nuestro acercamiento a él, nos faltan recursos (y no solo económicos)…sin embargo, tenemos uno. Siempre lo hay. Aunque sea la abuelita y los compañeros de la secundaria que tuvimos que traer a rastras. A ellos les debemos igual nuestro ego, el aplauso que nos nutre y la contribución que paga la producción y nuestra transformación.

Sé que algunos tienen un mejor trabajo en el acercamiento profesional a este personaje de los mil ojos. Debemos emular, celebrar y aprender de esas compañías. Disfrutar de su éxito y observar qué nos falta a nosotros para tener todas las butacas pagadas. Mientras lo hacemos, atendamos bien a esos que ya son nuestros, que se han hecho asiduos a nuestros esfuerzos escénicos.

Amar al teatro es amar al prójimo

Busquemos ese diálogo siempre. En todas partes, no solo en la escena. Busquemos que más personas amen lo que nosotros amamos. Cultivemos el amor a los demás desde esta trinchera que nos permitió jugar en su terreno.

Enlazados

Les dejo algunos links de mis mentores y amigos, hay mucho que disfrutar en la escena y algunos tienen trabajo todo el tiempo. ¡Ve a verlos!

También comparto algunos enlaces de aliados, autores y colaboradores en sus diferentes formas.

Si me falta alguien por favor escríbelo en comentarios o déjame un mensaje inbox, con gusto puedo agregarlo. Al final del día, el público decide si le gusta o no. ¡Paz!